Manantial

Un as en la manga/Annie Proulx




“Una mente abierta es la fuente de la felicidad” (Pág. 42)



El pasado 9 de abril se reunió el club de lectura “Manantial” para debatir la novela de la norteamericana Annie Proulx “Un as en la manga”, pero poco pudo debatirse ya que sólo tres personas de las que asistieron habían conseguido terminarse el libro.

Las argumentaciones en contra de esta novela fueron variadas: muchos personajes, estilo farragoso difícil de seguir, exceso de descripciones, no engancha, desinterés por la cultura americana, carencia de perfil psicológico de los personajes, demasiadas historias.


Los pocos defensores de la obra apelamos a la destreza narrativa que permitió una auténtica inmersión en el árido territorio del Panhandle, entre Texas y Arizona, al humor tan presente en algunas escenas memorables, a los valores que se defienden que tienen que ver con lo local frente a lo global y a las entrañables historias magistralmente entrelazadas como los bordados de la colcha que hacían las mujeres del club de costura.

Iniciamos la reunión con la lectura del discurso de Ace Crouch en la página 342, cuando Bob Dollar va a pedirle que le explique por qué les dice a todos que no vendan sus tierras, en el mismo queda resumida parte de la filosofía que subyace en la novela: “Yo veo mi hogar… no me refiero a esa casa sino a un país que es mi hogar….Estamos en una parte única de América del Norte. Muchos hombres y mujeres buenos lucharon para crear sus hogares en esta vieja y dura tierra…”

Ace viene a decir, como otros personajes mayores de la novela (la Von, el hermano Mesquite, el propietario del restaurante “OLD DOG”) que los logros llevan su tiempo y predican una cultura del esfuerzo, del ahorro y de la conservación frente a la inmediatez del dinero fácil, del despilfarro y del esnobismo.

Mientras que la industria de cría porcina intenta imponerse comprando las antiguas granjas, Ace y unos cuantos más se mantienen firmes intentando hacer ver a los otros el precio que van a pagar a cambio de un supuesto progreso y de un dinero fácil.

Uno de los lectores comentaba: -me recordó a esas grandes novelas donde se habla de la historia de los pueblos a través de sus gentes…

Efectivamente, el trasfondo histórico va calando en el lector que es capaz de imaginarse perfectamente un territorio en el que habitaron inicialmente los indios con sus grandes praderas de bisontes y al que sucesivamente van llegando cambios: el teniente Albert, como explorador, el ferrocarril dejando a su paso ciudades, los granjeros que fueron colonizando, los cowboys y su guerra con alambradas y plagas que asolaban el ganado, el “boom” del petróleo y ahora las granjas de cerdo, las grandes industrias porcinas que estaban llenando de pestilencias y aguas contaminadas la región.

El ambiente, los personajes y el lenguaje que utilizan y las historias narradas se asemejan más a las antiguas películas del Oeste que a la visión de EEUU que recibimos a través del cene actual.

Puesto que gran parte del grupo no había terminado la novela, estuvimos resumiendo la historia y recordando algunos episodios cómicos de la misma, así como haciendo un repaso de los personajes más significativos. La coordinadora terminó la reunión convencida de que si hubieran avanzado en la lectura hubieran comprendido la obra y conectado con ella, algunos lectores también coincidieron en ello, pero no se sabe, una vez más los gustos literarios de cada uno acaban imponiéndose sobre los textos elegidos y cada lector es un mundo, aquí está la riqueza del club.

La reunión terminó con la lectura de un texto exquisito por parte de Beli sobre sus experiencias en el club de lectura.

La merienda corrió a cargo de Curro, Beli y Pepa, echamos de menos el ajuar de porcelana de Ana Vilchez, esta vez nos bebimos el té en vasos de plástico, evidentemente no es lo mismo.

Se llevó el cuaderno viajero Mari Carmen Casanova. El próximo libro: “El país del miedo” de Isaac Rosa que nos dará pie a debatir sobre los miedos, sus orígenes y sus consecuencias. Nos veremos para ello el día 7 de mayo.



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