La mujer justa de Sandor Marai



“¿Que qué descubrí? Descubrí, querida mía que la persona justa no existe.”


El pasado, 11 de diciembre el club de lectura Zenobia se reunió para comentar “La mujer justa”, una novela a tres voces en la que dos mujeres y un hombre nos narran desde su propio punto de vista la misma historia de amor, celos, engaños y traiciones.

Tras una ronda de intervenciones en la que las lectoras opinaron de la novela, concluimos que la obra gustó a la mayoría, salvo un par de excepciones, si bien algunas se quejaron de los interminables monólogos y de no comprender a los personajes -¿Cómo puede amar una mujer tanto a su marido hasta el punto de quererlo más que al hijo?- preguntó alguien,-pues sí que puede ser porque yo he conocido a una mujer así – contestaba otra.

“¿Cree que es posible que un amor se ensanche tanto en el alma que después no permita amar a nadie más?” preguntaba desesperada Maricka, la narradora de la primera parte de la novela.

-Yo nunca he querido como ellos, pero puedo ponerme en su lugar- comentaba otra lectora.

La mayoría del grupo se identificó más con las voces femeninas de los relatos, las de Maricka y Judith, esta última más creíble en su papel de criada aprovechada, tachada de fría y manipuladora, aunque al principio parecía otra cosa, excepto para una de las lectoras que comentó. –yo la calé desde el principio, me di cuenta de que era fría, jugó con él, primero lo aceleró y luego lo frenó, sabía manejarlo, hay gente muy parecida en la vida real-

Otros personajes secundarios como el de la madre de Peter y el de su amigo Lazar, el escritor tras el que parece esconderse el autor, también fueron muy valorados.

Tras el análisis previo se pasó a profundizar en los grandes temas del libro: El amor, la vanidad, los celos, la familia, la burguesía, la crueldad, la soledad, la guerra, el fascismo, la cultura, la muerte, la vergüenza, la humildad.

Temas de total vigencia a pesar de la distancia en el tiempo (las dos primeras partes de la novela fueron escritas en 1940, si bien la tercera parte- cargada de amargura- fue escrita después de la Segunda Gran Guerra).

Isabel cerró la reunión con las acertadas reflexiones que había escrito en el cuaderno viajero que pasará las Navidades en casa de Mª Luisa, su nueva portadora.

El grupo se despidió hasta el 8 de enero, día en que comentaremos “Adverbios” de Daniel Handler.

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